La economía de la salud analiza la asignación de recursos para maximizar la eficiencia y equidad en la prestación de servicios y el acceso a la atención médica.
Dos áreas tan distintas como economía y salud pueden parecer, a priori, que no tengan mucho en común; sin embargo, la relación que existe entre ambas es muy estrecha y a la vez de interdependencia.
Si bien al pensar en salud esta se asocia con una prestación pública, también es cierto que no se repara en que es una asistencia financiada por los impuestos de todos los ciudadanos, en donde episodios como el envejecimiento o la reciente COVID-19 hacen imprescindible contar con una dirección y gestión sanitaria especializada, con conocimientos como los que aporta la Maestría en Gerencia en Salud de UNIR Ecuador, reconocida por SENESCYT.
El concepto de economía en la salud
La economía es un concepto amplio que incluye ofrecer una respuesta a la falta de asignación de recursos de forma eficiente. Debe abarcar aspectos como las necesidades existentes y los insumos disponibles, elementos fundamentales para la toma de decisiones en la distribución de los recursos, incluido cuando se trata del ámbito sanitario. Y es que las demandas pueden ser muy variables y los medios escasos; por eso la economía juega un papel determinante para, por ejemplo, contar con una planificación y gestión hospitalaria eficientes que contribuya a optimizar recursos y, por ende, hacer frente a imprevistos.
Así, la economía de la salud puede definirse como la aplicación de herramientas y teorías económicas al ámbito sanitario para mejorar la salud, contribuir a que esta sea eficiente y de calidad y permitir que haya una equidad real entre la prestación de servicios y el acceso a la atención médica.
Aspectos fundamentales de la economía de la salud
La economía de la salud es el marco ideal para establecer decisiones que repercutan en un mejor aprovechamiento de los medios disponibles.
Considerada una materia relativamente reciente, abarca aspectos muy variados, entre los que se encuentran:
- Asignación de recursos. La economía de la salud se encarga de asignar eficientemente los recursos, muchas veces limitados, dentro del sector de la salud como: personal sanitario, equipos, medicinas y otros elementos indispensables para garantizar un resultado óptimo en términos de salud pública.
- Análisis de costos y financiamiento. Se ocupa también de analizar costos relacionados con la prestación de servicios sanitarios y su financiamiento. Para eso emplean igualmente estimaciones en base al gasto en salud de otros modelos sanitarios y países (seguros médicos, apoyos gubernamentales y privados, costos vs. eficiencia).
- Identificación de barreras de acceso a los servicios. En este apartado se analizan datos relacionados con sexo, raza, situación económica y social, reparto de centros de atención, barreras geográficas, entre otras variables.
- Comportamientos. Evalúa, asimismo, la aplicación de incentivos para fomentar hábitos saludables y frenar los perjudiciales, al igual que la inversión en programas preventivos, con sus consecuentes repercusiones económicas favorables a largo plazo.
- Tecnologías sanitarias. La economía de la salud evalúa la eficacia y eficiencia de las tecnologías médicas y tratamientos para determinar si los costos vs. beneficios son viables y qué impacto real tienen en la salud de la población.
- Acciones estatales. Permite evaluar el impacto de políticas sanitarias aplicadas por las áreas gubernamentales.
El impacto de la economía en la salud pública
Como se ha mencionado, economía y salud forman un binomio inseparable. La economía es determinante en el ámbito sanitario al afectar, directa o indirectamente, a las decisiones económicas que se llevan a cabo; pero, a la vez, las disposiciones adoptadas en materia sanitaria tienen sus repercusiones dentro de la economía, como se pudo apreciar recientemente con la pandemia de la COVID-19.
En este sentido, y según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), el impacto en la economía ecuatoriana fruto del control de la pandemia en Ecuador donde, al igual que en el mundo entero se debieron parar las actividades en casi la totalidad de sectores y rubros, fue de 16.381 millones durante marzo-diciembre de 2020 o, lo que es lo mismo, un 16,6 % del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020. Del total, el 78,1 % de las pérdidas repercutieron en el sector privado y el restante 21,9 % en el sector público. También impactan y tienen una incidencia directa en la economía de la salud realidades como el desempleo, la precariedad y las rentas bajas, entre muchos otros factores.
Salud y economía en la pandemia
Hasta que no hizo aparición la pandemia, para muchos especialistas establecer una vinculación entre salud y economía era muy complicado y más hacerla comprensible para todos; no obstante, la llegada de la COVID-19 demostró claramente la estrecha relación entre la salud de la población y el crecimiento —o no—de la economía,.
Miles de contagiados y fallecidos, hospitales desbordados y economías colapsadas fue el resultado de la pandemia, que supuso un antes y un después en la economía. Con ella quedó patente la necesidad de establecer relaciones estrechas entre sectores privados y públicos, donde la cooperación sirva para obtener salidas menos perjudiciales a situaciones de tanta magnitud.
En Ecuador, tal y como recoge la OIT, la emergencia sanitaria de 2019 impactó en un sistema de salud fragmentado, con escasos recursos destinados a la salud y condiciones a nivel económico desfavorables que marcaron la respuesta frente a la crisis social, sanitaria y económica. Ecuador se convirtió así en uno de los países en Latinoamérica con más contagios y muertes per cápita.
Si bien en su momento se destinaron partidas para la compra de insumos, medicinas y equipos en los hospitales para atender a los contagiados, la inversión en salud en Ecuador sigue siendo aún un tema pendiente, que merma la calidad de vida de las ciudadanos y se convierte en un obstáculo para el desarrollo del país. Por ejemplo, en materia sanitaria en 2022 el Ministerio de Finanzas planteaba una inversión de $273,8 millones; sin embargo, en los primeros ocho meses el desembolso solo fue de $49 millones; es decir el 17% del presupuesto.
Ante este panorama se hace preciso no olvidar las recientes y aún palpables secuelas de la COVID en la economía. Es por eso que se hace necesario que las entidades gubernamentales replanteen el balance entre el manejo de los gastos y el deber de inversión. Para los que deban llevar las riendas de estas decisiones, una Maestría en Bioética o una Maestría en Economía de la Salud, como las de UNIR Ecuador les brindará las habilidades y competencias necesarias para tomar decisiones acertadas basadas en el análisis de problemas éticos que puedan afectar a la población, medio ambiente o futuras generaciones.
La estrecha relación entre la economía y la salud es innegable; por eso, un modelo económico sólido puede aportar los recursos necesarios para garantizar servicios médicos de calidad y el acceso a los mismos. A su vez, la salud influye directamente en la productividad y la fuerza laboral, elementos imprescindibles en el crecimiento económico a largo plazo.