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De MasterChef a sacarle ‘buen provecho’ al Máster con UNIR

Pasó por los fogones de MasterChef y le dio fama, pero ha sido el MBA lo que le ha proporcionado el auténtico éxito a Raquel Ochoa. Su cafetería Lobo de Bosque, cerca de Guayaquil, es ejemplo de modelo de negocio aprendido en las aulas virtuales de UNIR.

De lo malo saldrá algo bueno. Es lo que dijo a sus seguidores por redes sociales cuando un accidente interrumpió abruptamente su destacada participación en MasterChef, el conocido programa gastronómico de televisión de gran audiencia. ¿Acaso se desanimó? Ni mucho menos. El tren del éxito tiene distintas trayectorias y ella supo subirse en la buena dirección del emprendimiento, cargada de ilusión y mucho conocimiento adquirido en el Máster en Dirección y Administración de Empresas (MBA) de UNIR.

Raquel Ochoa es de esas mujeres jóvenes -27 primaveras la contemplan- que está dotada con la cualidad de la decisión sin tener que mirar atrás. Lo hace desde su infancia, cuando mezclaba azúcar, harina y huevo en la cocina de su madre para hacer el postre que endulzara la tarde familiar. La repostería siempre le gustó y estaba claro que algo tendría que hacer en el futuro para satisfacer de forma original el apetito de muchos comensales y de ello sacar ‘buen provecho’. La idea de su cafetería Lobo de Bosque germinaba en su mente, pero aún no lo sabía o no distinguía su aullido con claridad.

Fue bastante años después, en España, cuando la bombilla se le encendió y hasta el día de hoy ilumina su negocio. Quien de adolescente había sido reina de la belleza de Guayas y tiene el título de ingeniera y gestora empresarial, llegó a ese país del brazo de su marido, cónsul del Ecuador durante tres años. Entretanto se cruzó la pandemia. Tiempo difícil que le sirvió a Raquel para convertir 2021 en un año de cambio en su vida.

Un MBA para lograr un sueño

Con UNIR encontró ese Máster que aumenta su formación e impulsa sus aspiraciones profesionales. “El programa del MBA resultó muy amplio en su enfoque práctico y a nivel de materias y sus complementarias, como Marketing Digital que está en la base de los negocios”.

No obstante, estudiar en línea fue para ella una gran ventaja. “Asimilar la metodología online de UNIR me permitió seguir con facilidad las clases en directo, que me encantaban porque podía interactuar con otros estudiantes y el profesor. Además, si por cualquier circunstancia faltaba a ellas, siempre tenía disponibles las clases grabadas”, recuerda.

Algo que siempre he agradecido de UNIR es haber aprendido con profesores que no solo dominaban la docencia, sino que tendían puentes para nutrirme de sus experiencias profesionales.  Raquel Ochoa, CEO de Lobo de Bosque.

 

De su paso por las aulas virtuales destaca los trabajos en equipo con sus compañeros, conectados desde distintos lugares. Rememora especialmente trabajos con la metódica del caso, bajo la supervisión de expertos en la materia en un entorno de aprendizaje real. “Algo que siempre he agradecido de UNIR es haber aprendido con profesores que no solo dominaban la docencia, sino que tendían puentes para nutrirme de sus experiencias profesionales y gracias a ellas ver el mundo de la empresa desde múltiples puntos de vista”, asegura.

Mientras avanzaba en su MBA, Raquel pudo hacer cursos de manejo y manipulación de alimentos, profundizar en la gastronomía española, especialmente en los sabores dulces, combinarlos con postres típicos ecuatorianos e incluso comercializar sus ‘experimentos’ culinarios en tres restaurantes. Un buen banco de pruebas de lo que sería dos años más tarde su cafetería.  “Al Máster le debo el 100% de cómo funciona mi negocio actual, pero lo cierto es que tenía otro propósito”, reconoce.

De hecho, en su TFM no pensó en los olores de un buen plato de comida, sino en los de las hermosas flores ecuatorianas, donde desarrolló un plan de negocio de exportación que contempla todo el proceso, desde el origen hasta la venta final al distribuidor. “Estuvo pensado para vender flores en España, con ahorro en los costes y mayor rentabilidad para el productor. El proyecto está preparado para su puesta en marcha si amerita la oportunidad”, comenta.

De MasterChef a Lobo de Bosque

De vuelta a Ecuador, Raquel aterrizó en MasterChef. Tras más de cuarenta capítulos, tenía todas las papeletas de favorita para ganar esa edición del programa televisivo, pero un resbalón a la salida del estudio de grabación dio al traste ese sueño. Doble fractura de tibia y peroné y una sentida despedida ante sus seguidores pusieron punto final a esa etapa.

La carta de Lobo de Bosque se basa en la fusión de platos españoles con otros tradicionales ecuatorianos. La carta de Lobo de Bosque se basa en la fusión de platos españoles con otros tradicionales ecuatorianos.

Entonces, Lobo de Bosque aulló, esta vez sí con fuerza. Raquel supo que era el momento de abrir su cafetería cerca de Guayaquil, en el Km. 1.5 de la vía principal de Samborondón.

“El cuento de Perrault me ha dado las pautas para marcar una línea y un concepto particular de identificar ciertos elementos característicos, desde los propios personajes a sus utensilios, como la cesta o la caperuza; y no solo en el menú, también en el ambiente y la decoración, por otro lado, muy europeos” resalta.

Acaso Raquel busca captar la atención: “He ahí un primer punto de lo que aprendí en el Máster, saber diferenciarse a partir del nombre del negocio, que este provoque la atención en quien lo escuche y quiera venir a probar y descubrir algo original y de calidad, para lo cual es fundamental la primera impresión. Un cliente satisfecho regresa y recomienda el brunch de Lobo de Bosque” afirma.

Para conseguirlo trabaja en una carta salpicada de variedad, basada principalmente en platos españoles con otros tradicionales ecuatorianos, donde explota la creatividad. “Fusionamos la materia prima del país elevada a una cocina internacional. Un ejemplo es nuestra tortilla de verde en la que incluimos rabo de toro, que aquí es un corte de res poco conocido”, señala.

Volcada con sus clientes y en el futuro

Asegura que a su clientela le mueve comer saludable con ingredientes de primera calidad, “evitando ir al extremo de una comida dietética”. También que es un público viajado, que conoce sabores del viejo continente o le atraen, que exclama cuando descubre en la carta un tinto de verano y disfruta con el ambiente y la decoración del local. Partes de un todo dentro de una estrategia empresarial pensada en conquistar el estómago, sin dejar nada al azar desde que Raquel descubriera el sistema Canvas en su maestría.

Las reminiscencias al cuento de Caperucita están en todo el local, así como la ambientación de estilo europeo. Las alusiones al cuento de Caperucita están en todo el local, así como la ambientación de estilo europeo.

Así lo aplica a su modelo de negocio, para simplificar los procesos de forma estructurada e impulsar el éxito de su marca tras un año de funcionamiento. “El MBA me ha servido a ser multidisciplinar y comprender todas las áreas, desde las financieras y administrativas hasta profundizar en la logística y la cadena de valor”, comenta orgullosa.

Ahora Raquel busca expandirse. Su objetivo inminente está en la turística Cuenca, ciudad de bellos edificios y calles que conectan con la esencia de su negocio. Quién sabe si es el principio de proyectos aún mayores. Será que la ambición de la joven empresaria formada en UNIR no ve límites en el horizonte y quiera hacer bueno el triple empeño del lobo de Caperucita: que sea para escuchar, ver y, sobre todo, comer mejor.

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