Adriana es fundadora, propietaria y artífice de la Escuela de Educación Inicial y Básica ‘Estancia Pekes’, a la que asisten a diario más de un centenar de niños desde 1º de Básica en la Escuela hasta 7º.
Tiene 31 años y está embarazada de cinco meses. Mientras espera con gran ilusión el que será -probablemente- uno de los mejores momentos de su vida (el nacimiento de su hija, a quien llamará Alina Maité) Adriana Carolina Álvarez Herrera se muestra radiante.
Reside en Loja y su voz denota energía y pasión por su trabajo y por la vida. Esta mujer se graduó hace un año en el máster en Orientación educativa y familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Se había matriculado en plena pandemia y nunca abandonó el sueño de mejorar su formación para consolidar un emprendimiento que crece a un ritmo imparable. Por su historia de perseverancia, crecimiento personal y profesional y por creer férreamente en la formación continua, para esta Universidad ella es nuestra ‘estudiante del mes’.
Adriana es fundadora, propietaria y artífice de la Escuela de Educación Inicial y Básica ‘Estancia Pekes’, a la que asisten a diario más de un centenar de niños desde 1º de Básica en la Escuela hasta 7º.
Un sueño hecho realidad
Desde pequeña sintió fascinación por la educación, principalmente orientada a los menores. “Siempre soñé con abrir un centro educativo que pudiera ir un poco más allá de ofrecer educación convencional para los niños. También debía abarcar otros planos, como el afectivo, para poder guiarlos y trabajar con las familias”, afirma.
Como consecuencia de ese amor y de esas convicciones, tras acabar sus estudios secundarios inició los universitarios: se graduó en Ciencias de la Educación, en Mención a la educación básica. Y en 2017, cuando tenía apenas 26 años, abrió ‘Estancia Pekes’. Su primera idea era formar niños en un recinto que solo funcionara como guardería. Primero fue un centro de educación especial, y después pasó a ser una escuela infantil.
Pero, según admite Álvarez Herrera, necesitaba más herramientas y fortalecer los conocimientos para mejorar su labor diaria como directora de su propio centro y poder orientar al resto de su equipo, ya que tiene muchas personas a su cargo. Con ese objetivo, se puso a indagar sobre las posibilidades de hacer un posgrado que le permitiese “incorporar nuevas herramientas y aprender contenidos para trabajar con los padres en la formación de sus hijos”.
De este modo, en 2020 descubrió UNIR: “Me encantó su propuesta, porque era muy diferente a la oferta de educación convencional en Ecuador. Me llamaron mucho la atención su metodología y flexibilidad. Yo trabajaba todo el día y estudiaba por las noches. Podía ver las clases de manera asíncrona, y eso no resintió en absoluto mi aprendizaje”.
En esta línea, subraya que “UNIR permite que uno pueda organizarse y aprovechar por completo el tiempo libre para estudiar. Además, puedes coger los horarios para realizar las pruebas y los trabajos. El sistema de estudios, como es 100 por ciento online, facilita que cada estudiante aprenda a su propia velocidad. Eso es principalmente lo que uno busca en una universidad, y más cuando realizas un máster. Se adapta por completo a tu vida”.
Añade que quedó muy conforme con la plataforma y las herramientas que proporciona la Universidad durante la formación: “Todo el material aportado ha sido súper enriquecedor. A ello hay que agregar el trabajo de los profesores y de los tutores, que están muy capacitados y formados. Ayudan mucho al estudiante”.
Por otra parte, Adriana admite que el máster en Orientación educativa y familiar le sirvió muchísimo para hacer crecer su emprendimiento: “Sin dudas, fortaleció mi proyecto profesional. Una de las funciones esenciales que yo realizo en la escuela es compartir con los papás las experiencias y la evolución que van teniendo los niños en las diversas fases de su aprendizaje. Los conocimientos que me ha aportado UNIR han sido un soporte clave para desempeñar esta tarea”, resalta.
En este sentido, señala que los contenidos académicos de UNIR le “han permitido poder guiar mejor a padres y niños. He fortalecido los conocimientos previos que tenía. Y no hubiera obtenido el éxito en mi emprendimiento si no hubiera crecido día a día gracias a esos conocimientos aprendidos en UNIR”.
Animarse a seguir estudiando
La joven anima a otros a seguir sus pasos, si quieren reciclarse o aumentar su formación. “Los precios de los cursos son asumibles. Además, UNIR ofrece diversas formas de pago, créditos y becas”, señala. Ella, precisamente, obtuvo una beca del 40% concedida por esta institución educativa, por sus altas calificaciones y notas previas en la carrera universitaria.
Otro de los aspectos más positivos que señala la egresada es el reconocimiento oficial de su título: “Esto es muy importante. Hay muchas personas en Ecuador que cursan carreras en diversas instituciones, pero tienen problemas con el tema de la convalidación de los títulos, ya que no son reconocidos oficialmente. Pero eso en UNIR no ocurre. Aquí los títulos son oficiales y puedes hacer los trámites de una manera sencilla y muy rápida. No hay mayor papeleo y se realiza todo vía online, ágilmente. Lo mismo ocurre con la entrega del título, que también es muy rápida. Tras cursar las pruebas finales, a los dos o tres meses ya pude registrar el título en el SENESCYT”.
Antes de despedirse, confiesa que seguirá vinculada a esta institución educativa, al menos por un tiempo más. “La experiencia ha sido tan buena que quiero seguir aprendiendo en UNIR. Pienso matricularme en el máster en Liderazgo y Dirección en centros educativos. La formación continua es fundamental para mí. Estudiar es algo que me apasiona. El conocimiento da poder y UNIR contribuye a expandir ese conocimiento”, manifiesta.