La ansiedad en los jóvenes puede provocar aislamiento social, problemas de sueño o trastornos alimenticios; para afrontarla es fundamental la comunicación y recurrir a especialistas.
La adolescencia es una de las etapas de la vida en la que se producen, de forma simultánea, la mayor parte de los cambios que un adulto debe afrontar en su vida; es por esto que se trata de un período donde frecuentemente suelen aparecer episodios de ansiedad en los adolescentes.
La ansiedad, en sí misma, es un mecanismo de adaptación que busca mantener al organismo en alerta y prevenido para actuar antes situaciones que puedan causar riesgo o ser una amenaza; sin embargo, una preocupación exagerada y constante puede impedir desarrollar actividades cotidianas y, por ende, afectar a la calidad de vida.
En estos casos, acontecimientos o situaciones a simple vista sencillas —como hablar frente a un grupo o hacer un examen— es posible que provoquen sentimientos de ansiedad y desencadenar en los adolescentes comportamientos negativos y destructivos. Lo importante será siempre conocer de dónde proviene este trastorno, cómo reconocerlo y qué poder hacer para ayudar al joven que lo sufre.
¿Qué causa la ansiedad en los adolescentes?
La ansiedad es una patología cada vez más común entre los adolescentes. Puede producirse por diversos factores, incluyendo los hormonales, el estrés escolar o los problemas sociales y familiares. Esta tendencia queda reflejada en el informe “El Estado Mundial de la Infancia 2021″, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde se estima que más del 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años padecen trastornos mentales, representando la ansiedad y la depresión el 40% de estas alteraciones.
Sin embargo, más allá de los factores citados, las causas de la ansiedad suelen venir propiciadas por:
- Incremento de la carga académica.
- Altas expectativas y presión por alcanzar el éxito.
- Necesidad de destacar y ser aceptados por los amigos.
- Miedo a hacer el ridículo.
- Sobreexposición en las redes sociales.
- Inseguridad ante el futuro.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en adolescentes?
Generalmente, este trastorno se manifiesta de la misma forma en adultos que en adolescentes, aunque estos últimos suelen presentar algunos síntomas más característicos. Entre ellos destacan:
- Aislamiento social.
- Dolores físicos (cabeza, estómago, palpitaciones…).
- Cambios repentinos de comportamiento.
- Variación en los hábitos alimenticios.
- Problemas para conciliar el sueño.
- Temor a cometer errores.
- Dudas constantes sobre las habilidades y capacidades.
- Búsqueda de aprobación.
- Evitar realizar ciertas actividades, ir a la escuela o mantener interacciones sociales.
- Bajada en las calificaciones.
- Problemas para concentrarse.
- Preocupación excesiva.
¿Cómo abordar la ansiedad en la adolescencia?
Si se observa en el adolescente alguno de los síntomas que suelen asociarse con la ansiedad y los mismos aparecen de forma repentina, provocando cambios en los hábitos y el comportamiento, es fundamental seguir alguna de las siguientes estrategias para ofrecerles soporte:
Fomentar la comunicación
Es importante que el joven se sienta cómodo hablando sobre lo que le preocupa; por eso, este apoyo en un primer momento debe ser brindado por parte del círculo familiar y/o académico.
Promover un estilo de vida saludable
Se debe animar al adolescente a participar en actividades que disfrute y le permitan relajarse. Igualmente hay que asegurarse de que siga una dieta saludable, haga ejercicio regularmente y duerma lo suficiente.
Acudir a un profesional de la psicología
Si la ansiedad es persistente es recomendable acudir a un profesional especializado en este grupo de edad que cuente con una formación como la que ofrece el Máster Universitario en Intervención Psicológica en Niños y Adolescentes, unos estudios de UNIR Ecuador reconocidos por la SENESCYT.
Cada adolescente es único y aquello que funciona para uno puede no ser lo más adecuado para otro. Por esto, encontrar a un especialista que cuente con la formación necesaria para evaluar y analizar las necesidades de cada caso, así como diseñar y aplicar planes de intervención psicológica individualizados, son cuestiones fundamentales para intervenir a tiempo y evitar la aparición de otros tipo de trastornos.