Fernando Mosquera, egresado de UNIR, tiene un poder en el movimiento de sus manos. Este no es otro que el de dirigir a uno de los coros más prestigiosos del Ecuador para atraparnos con sus privilegiadas voces.
Al entender de los expertos, el instrumento musical más perfecto que existe es la voz humana. El sonido surgido de ella es inigualable cuando confluyen el don natural y el talento para modularla hasta convertirla en notas que emocionan.
Bien sabe de ello Fernando Gabriel Mosquera Recalde, magister en Investigación Musical por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En la actualidad, está encargado de dirigir el Coro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el más antiguo del país a nivel institucional, con mucha tradición y peso cultural. Una meta alcanzada y que quiso complementar con el afán por indagar la trascendencia de una partitura, la intrahistoria escondida en su música; más allá de obstáculos, falta de tiempo e intenso trabajo. La respuesta la encontró en UNIR.
“Llevaba apenas dos años en la dirección del coro y exigía mi completa atención. El resquicio de poder estudiar online en cualquier momento, las clases grabadas y la flexibilidad de acceder a herramientas en el campo investigativo fueron cruciales”, afirma.
Fernando Mosquera Recalde estudió en UNIR la Maestría en Investigación Musical.
No obstante, Mosquera ha controlado el diapasón de su trayectoria vital con determinación: “Cambié mi licenciatura de lenguas aplicadas a los negocios internacionales por otra en dirección coral estudiada en Argentina, mi auténtica vocación”. De la misma forma, desde el 2017 ha llevado el compás de decenas de voces, centenares de cuerdas vocales vibrando de forma simultánea, coordinadas con técnica y pericia para alcanzar la interpretación impecable de una obra musical. “Este rasgo de excelencia lo percibí también durante el tiempo que me llevó estudiar la Maestría”, comenta.
Aprendizaje y enseñanza
Al recordar sus estudios con UNIR, su timbre desprende gratitud a quienes estuvieron detrás de su proceso de aprendizaje. “En todo momento sentí el interés de los profesores por enseñar y el acompañamiento del tutor, especialmente cuando tuve que defender mi TFM dentro de la pandemia”.
Fue un reto dominar conceptos matemáticos aplicados a la música, tanto de cálculo, como derivados del análisis estadístico.
Aquél que enseñaba a otros cómo encontrar el punto de inflexión adecuado entre una variada gama de acordes, recibió esa orientación idónea con la que profundizar en su pasión polifónica desde otra perspectiva, incluyendo el análisis computarizado de fuentes y documentos musicales y sonoros. “Fue un reto abordar el programa Phyton para dominar conceptos matemáticos, tanto de cálculo, como derivados del análisis estadístico”, dice orgulloso al evocar nuevamente ese camino hacia la culminación de la Maestría en Investigación Musical, donde precisamente el éxito no le llegó por la inspiración de las musas, sino del esfuerzo.
La Maestría con UNIR le abrió las puertas a Fernando para ejercer la docencia universitaria.
La finalización de tal proceso de aprendizaje, “incluido la adquisición de conocimientos muy prácticos como la grabación y la edición de videos”, tuvo su positiva extrapolación. “Mi título, oficial y homologado por SENESCYT, me abrió las puertas para impartir clases en la universidad”, señala.
Hoy en día, a ese bagaje acumulado le sigue sacando jugo, “porque lo puedo aplicar en la investigación documental y darle realce al peso histórico que tiene nuestro coro”, subraya.
Reconocimiento, pasillos y… Don Medardo y sus Players
70 años cumple el Coro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, fundado el 15 de noviembre de 1954. Un número redondo de aniversario -celebrándose en estos momentos- y que sirve para homenajear su existencia de actividad artística y cultural ininterrumpida. En palabras del máximo responsable de hacerlo vibrar en armonía: “Es el de mayor renombre en Quito y una referencia para otros coros, por ejemplo, para los de las universidades, cuyos miembros una vez acaban el período académico quieren formar parte de él”, asevera.
Fernando Mosquera dirige el Coro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana desde 2017.
Tras esos 70 años, hay muchas horas de trabajo y ensayo en las que el egresado de UNIR ha tenido protagonismo. Así, desborda satisfacción por el reconocimiento que se le está haciendo al coro. Muestra de ello es el espacio ocupado dentro del programa del ‘Festival Internacional Voces desde la Mitad del Mundo’, celebrado a mediados de septiembre.
La Maestría me enseñó a extraer esencia a una partitura y lo tengo en cuenta en el momento de seleccionar el repertorio musical ecuatoriano que está escrito.
Al igual que en ese prestigioso certamen, hasta final del año habrá más oportunidades de difundir el trabajo coral existente en la música ecuatoriana. “La Maestría me enseñó a extraer esencia a una partitura y lo tengo en cuenta en el momento de seleccionar el repertorio musical ecuatoriano que está escrito”, dice quien también es un gestor cultural.
En las interpretaciones de los componentes que forman el coro no falta la música sacra ni el melancólico pasillo ecuatoriano, “aunque incluimos piezas más bailables, como albazos, sanjuanitos, cumbia y hasta tributos a Don Medardo y sus Players”.
Al mencionar con énfasis a esta icónica banda ecuatoriana se regocija al mismo tiempo en el merecido aplauso que cosechan esas voces, todas altruistas por amor a la música, “que hasta cuando viajamos de gira deben autogestionarlo de su propio bolsillo”, subraya.
El director del coro rodeado por sus integrantes.
Al fin y al cabo, el agradecimiento del público es la mayor recompensa para este coro formado por universitarios y profesionales de distintas áreas. Y es lo que anima a Fernando Gabriel Mosquera, UNIRalumni, a rescatar y difundir la música nacional y universal de todos los estilos, a través de un grupo de personas que prestan sus voces para ser dirigidas por él, con la mágica misión de transformar la exhalación de una simple bocanada de aire, en sentimiento.