Al mismo tiempo que Julissa ayudaba a otros a combatir la pandemia, soñaba con poder gestionar el lugar donde quería trabajar. Hoy dirige su propio centro médico y aplica lo aprendido con la Maestría en Dirección e Intervención Sociosanitaria de UNIR.
La pandemia supuso un shock global en la vida de los habitantes del planeta, con consecuencias dramáticas expresadas en la pérdida de vidas humanas. Pero también mostró ejemplos de solidaridad y superación que nos reconciliaron con lo mejor de nuestra especie.
Julissa Dayanara Macias Dumes, UNIRalumni, interpretó ese papel que, sin pretender colgarse ninguna medalla, fue digno de reconocimiento en aquellos momentos difíciles. A ella solo le movió ayudar a la comunidad de forma anónima, pero no pasó desapercibida su actitud. En su tierra, Salitre, donde vive y trabaja como psicóloga, el ayuntamiento la nombró mejor ciudadana en el en el año 2020, por sus valores éticos y entrega desinteresada a la población del cantón.
Al mismo tiempo que ayudaba a sus conciudadanos y exponía su salud -“Contraje el Covid en varias ocasiones, por fortuna sin consecuencias graves”, aclara- tenía en su mente acabar la Maestría en Dirección e Intervención Sociosanitaria con la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), iniciada en 2019.
Aquella experiencia formativa hoy está presente en su modus operandi. Un aprendizaje que pone en práctica desde el centro médico de especialidades UNIMEDI – El Reducto, que dirige junto con su hermano traumatólogo y del que ambos son propietarios. “Gracias a la Maestría desarrollé altas competencias en lo que es el diseño de proyectos de intervención, asimismo fortalecí mis habilidades en la gestión de centros sociosanitarios que ahora reflejo en mi actividad diaria”, comenta.
Gestión y liderazgo
En la mochila de conocimientos acumulados en su posgrado, tiene un espacio relevante para el liderazgo, ese complemento al ejercicio profesional que la convierte en emprendedora. “Aprendí la importancia de orientar a un equipo y a pensar, más que en dar órdenes, en plantear estrategias de trabajo donde todos puedan funcionar de la mano, apoyarse mutuamente”, manifiesta convencida.
Por la ayuda a la población de Salitre durante la pandemia, Julissa fue reconocida mejor ciudadana en el 2020.
En esta idea se ejerció durante la pandemia, ocupando el puesto de analista en el Ministerio de Inclusión Económica y Social. Quien ahora cuenta con tan solo 29 años, recuerda que todo coincidió: “Aproveché la oportunidad de realizar la maestría, orientada justo en el ámbito sociosanitario en el que ya me estaba desempeñando. Además, estaba al cargo del Centro Gerontológico Fundación Santa Narcisa y pude enfocar mi TFM en mejorar la salud mental de los adultos mayores de esta institución, llevarlo positivamente a la práctica con la implementación de un estudio-diagnóstico para trabajar la estimulación cognitiva de los pacientes”.
Julissa reconoce que, a pesar de la situación, la metodología cien por cien online de UNIR le ayudó a equilibrar el estudio con el trabajo. “Presumo de ser organizada, aunque fue vital la flexibilidad que se me ofreció en horarios y en el método para afrontar el estudio, junto con la calidad académica”, subraya.
Agradece los planteamientos abiertos de UNIR, “en los que podíamos trabajar resolución de casos y debatir en foros, no solo en las clases virtuales, también en espacios asincrónicos”, explica. Tampoco olvida el acompañamiento de su tutora desde el primer día hasta culminar su maestría: “Incansable, siempre llamándome o escribiéndome para saber cómo iba o si tenía dificultad con alguna asignatura”, enfatiza. Lo mismo le pasó con los profesores, “en todo momento dispuestos a despejar dudas dentro y fuera de las clases”.
Experiencia que deja huella
Ante el reto de estudiar online por primera vez, su satisfacción fue tal, “tanto a nivel personal como profesional”, que no descarta repetir la experiencia con UNIR. No obstante, a la Maestría de Dirección e Intervención Sociosanitaria le sigue sacando mucho jugo tras cuatro años de haberla hecho.
Aspectos como la dirección estratégica o la gestión económica-financiera contemplados el plan de estudios bullen en su cabeza constantemente, y especialmente el marketing, “muy importante para un centro médico privado donde tenemos que atraer usuarios y generar confianza”, señala.
Julissa atiende como psicóloga a sus pacientes en el centro médico que dirige y es copropietaria.
En la consulta, su hábitat natural, trata de ayudar a pacientes que sufren cuadros de depresión y ansiedad, en muchos casos producidos en ámbitos nuevos, como el ciberacoso. “Las redes sociales nos ayudan a conectarnos, pero también exponemos nuestras vidas a los demás y es importante psico-educar en ellas”, advierte.
También recuerda que los efectos de la crisis sanitaria están latentes. “Brindo terapia psicológica a personas que sufren todavía las secuelas de la pandemia. A otros que trato son niños con problemas conductuales enfrentados a la autoridad en el hogar”, destaca al mismo tiempo que revindica el fortalecimiento de las políticas públicas, “para continuar apoyando mejoras en el ámbito de la salud mental, esencial en nuestra sociedad”.
UNIR, afirma, la preparó bien para el futuro. Se recoge lo que se siembra. Ella lo hizo en el pasado y lo hace en el presente, tratando de estudiar y entender el comportamiento de las personas que acuden a su consulta, explorando el laberinto de sus emociones para hallar una salida que las cure. En su espacio de trabajo, Julissa gestiona, no solo aquello que es consecuencia del amor por lo que se cree y para quien se hace, sino el fruto de un saber adquirido en aulas virtuales que ha dejado en ella una huella permanente.
