Un coach emocional se convierte en un pilar clave para el desarrollo personal y profesional de un individuo, guiándose para comprender e interpretar diversas situaciones y emociones.
Con la irrupción de la COVID-19, la atención en la salud mental ha escalado significativamente. Desde el inicio de la crisis sanitaria, numerosas personas han buscado el apoyo de especialistas como psicólogos o terapeutas, y también se han inclinado hacia figuras más contemporáneas, como los coaches emocionales.
La pandemia y las restricciones que conllevó, como los toques de queda, limitaciones en la movilidad y el aislamiento social, han repercutido de manera rápida y severa en la salud mental de la población, de acuerdo con un informe de marzo de 2022 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas circunstancias han desencadenado sensaciones de miedo y soledad en una amplia gama de personas: desde jóvenes hasta adultos, tanto hombres como mujeres.
Este impacto se ha sentido con mayor intensidad en el ámbito laboral, especialmente con la adopción del teletrabajo, provocando lo que en Estados Unidos se ha denominado como “la gran renuncia”. Millones de personas, motivadas por la pandemia, han optado por transformar radicalmente sus vidas, ya sea en el plano personal o profesional, abandonando voluntariamente sus empleos y modificando su estilo de vida.
En este contexto de cambios y decisiones trascendentales, la figura del coach emocional emerge como un profesional indispensable, capaz de ofrecer valiosas lecciones sobre el autoconocimiento y la manera de tomar decisiones de forma óptima.
El rol del coach emocional
Un coach emocional es un especialista dedicado a fortalecer la autoimagen y la confianza de sus clientes, enfocándose primordialmente en identificar y manejar emociones y situaciones para potenciar la mejor versión de sí mismos.
La tarea del coach emocional es fundamentalmente práctica: su propósito es sensibilizar al cliente para que comprenda las circunstancias que enfrenta y descubra herramientas para superarlas con éxito. Por ello, este profesional se enfoca en indagar, cuestionar y desentrañar las causas de determinadas emociones o estados anímicos.
Funciones del coach emocional
Las funciones de un coach emocional son amplias y variadas, dirigidas a:
– Establecer metas vitales en lo personal y lo profesional.
– Descubrir habilidades y capacidades para su aprovechamiento.
– Clarificar deseos y necesidades, identificando pasos para su consecución.
– Promover el aprendizaje personal.
– Ofrecer perspectivas objetivas para lograr una comprensión integral de las situaciones.
– Gestionar emociones y modificar hábitos.
– Mejorar la comunicación y habilidades sociales.
– Equilibrar la vida laboral y personal.
Formación para ser coach emocional
Existen variados programas de formación, incluyendo ofertas universitarias. Un ejemplo es el Curso de Inteligencia Emocional ofrecido por UNIR, que incluye técnicas como PNL (Programación Neurolingüística), Mindfulness, y EFT (Técnica de Libertad Emocional). Estos cursos están diseñados para dotar a los futuros coaches de las herramientas necesarias para ejercer su profesión eficazmente, facilitando el desarrollo emocional y personal de sus clientes.
Avances tecnológicos en el Coaching Emocional
En la era digital, el coaching emocional ha experimentado una transformación significativa gracias a los avances tecnológicos. La integración de herramientas digitales, aplicaciones móviles, plataformas en línea, y la inteligencia artificial, ha democratizado el acceso a los servicios de coaching, permitiendo a los usuarios beneficiarse de sesiones personalizadas sin las barreras del tiempo y la distancia.
Estas tecnologías no solo facilitan la comunicación entre el coach y el cliente, sino que también ofrecen recursos interactivos para el seguimiento de progresos, la meditación guiada, ejercicios de PNL y mindfulness, entre otros.
Además, la inteligencia artificial está comenzando a desempeñar un papel innovador en este campo, permitiendo la creación de “coaches virtuales” que pueden proporcionar asistencia emocional básica y guía a través de algoritmos sofisticados. Si bien estos avances no reemplazan la profundidad y personalización que un coach emocional humano puede ofrecer, sí complementan la práctica al hacerla más accesible a un público más amplio.
Esta integración tecnológica también plantea desafíos y oportunidades para la práctica del coaching emocional, incluyendo cuestiones de privacidad, la necesidad de personalización y la eficacia de las intervenciones automatizadas. Por tanto, es crucial para los profesionales mantenerse actualizados con estos avances y considerar cómo pueden ser utilizados de manera ética y efectiva para mejorar el bienestar emocional de sus clientes.
Diferencias entre un coach emocional y un psicólogo
En su enfoque práctico, el coach emocional se propone alcanzar objetivos específicos o desarrollar ciertas competencias. Sus estrategias y enseñanzas están dirigidas al crecimiento personal y profesional de individuos o grupos.
Particularmente en el entorno laboral, se ha observado un notable incremento de sesiones de coaching emocional grupal dentro de las organizaciones, siendo esta modalidad una de las más frecuentes.
Es crucial subrayar que no es imprescindible que un coach emocional posea formación en psicología o cuente con un título universitario como la Carrera en Psicología o una Maestría en Educación Emocional, ambas titulaciones, reconocidas por la SENESCYT. Esto se debe a que un coach no ejerce como psicólogo.
Aunque algunos profesionales de la psicología optan por redirigir su carrera hacia el coaching emocional, las funciones de un coach y un psicólogo presentan distinciones significativas.
La principal diferencia radica en que el coach se centra en el desarrollo personal y profesional desde una perspectiva aplicada, mientras que el psicólogo es un experto en psicología, una ciencia que abarca diversas ramas: clínica, cognitiva, conductual, del desarrollo, social, laboral, diferencial y experimental. Por esta razón, el psicólogo está capacitado para tratar problemas de salud mental.