Conoce las claves para gestionar la convivencia en el aula, mejorar el aprendizaje y el desarrollo personal y social de los alumnos como medidas preventivas del acoso.
En UNIR abordamos las claves para gestionar la convivencia en el aula y mejorar el aprendizaje y el desarrollo personal y social de los alumnos.
Desde que nacemos estamos predestinados a vivir en sociedad: tolerar, respetar, colaborar, seguir normas… La escuela, junto con la familia, se convierte así en la primera institución donde tenemos que desarrollar y aprender habilidades sociales y psicológicas para una convivencia armoniosa en grupo.
La escuela y la familia son la primera institución donde tenemos que desarrollar y aprender habilidades sociales y psicológicas para una convivencia armoniosa en grupo.
Este es uno de los principales motivos por el que un educador debe enseñar a sus alumnos las competencias sociales que le van a ayudar a adaptarse a la escuela y posteriormente en otros contextos de la vida (trabajo, universidad…). Además, numerosos estudios han demostrado que el buen clima en el aula y en el centro educativo mejora su rendimiento, facilita el aprendizaje y ayuda al desarrollo integral del niño. Esto justifica, sin lugar a dudas, que en los centros escolares y, concretamente en las aulas del Ecuador, se incluyan actividades y programas con el fin de promover la mejora de la convivencia entre los alumnos, profesores y familias, para así reducir el acoso.
Enseñar a convivir como medida preventiva al acoso
Según el informe del Ministerio de Educación en España (2019) sobre los datos recabados a través del Teléfono contra el Acoso Escolar (900 018 018), más de 5.000 posibles víctimas denunciaron sentirse agredidas psicológica o físicamente en la escuela. Un número que se ha reducido casi a la mitad respecto al año anterior, pero que pone de relieve esa necesidad de seguir trabajando en las escuelas competencias y valores sociales para reducir la violencia y ofrecer un entorno seguro a aquellos niños y adolescentes más vulnerables al acoso.
El programa finlandés KiVa contra el acoso, que se ha ido implantando durante los últimos años en el resto de países europeos dado su notable éxito, ha demostrado que enseñar competencias prosociales y trabajar la inteligencia emocional con los alumnos mejora el clima en el aula y reduce la violencia y el bullying. La propuesta consiste en actividades dinámicas donde el profesor instruye a los niños desde la identificación de emociones, las propias y las de la víctima, hasta detectar aquellos comportamientos que pueden derivar en acoso y que puedan ofrecer ayuda y/o denunciarlo.
Actividades y técnicas para una buena convivencia en el aula
Fomentar las competencias sociales en las sesiones de tutoría
Normalmente son las sesiones de tutoría las elegidas por los profesores para trabajar las competencias sociales y valores para la buena convivencia en el aula y en el centro. No obstante, es aconsejable crear nuevas dinámicas de trabajo en el resto de las clases (o materias) para gestionar las buenas relaciones interpersonales entre los alumnos. Por ejemplo, los trabajos en equipo promueven la cohesión de grupo, el diálogo y, en definitiva, los niños aprenden a colaborar, ayudar y transigir.
Abrir canales de comunicación para una mejor convivencia
El educador, por su parte, también debe mostrarse accesible y abierto a la comunicación con sus alumnos. Si el grupo de clase se muestra demasiado hermético o conflictivo, será necesario abrir canales que faciliten las relaciones interpersonales entre ellos y con el resto de profesores y que ayuden a los alumnos a expresar sus preocupaciones. ¿Posibilidades? Desde organizar pequeñas asambleas o un rincón de paz en el aula para resolver los conflictos dialogando, hasta instalar un buzón para que cuenten de manera anónima (si así lo desean) sus problemas de adaptación en el centro educativo o fuera de él.
Es aconsejable crear nuevas dinámicas de trabajo en el resto de las clases para gestionar las buenas relaciones interpersonales entre los alumnos.
Creación de círculos de amigos y comités de convivencia
Con los niños con necesidades especiales, los recién llegados al centro o aquellos alumnos que no dominan el idioma, funcionan muy bien la creación de círculos de amigos: compañeros -voluntarios o asignados por el profesor- que ayudarán a estos alumnos más vulnerables al acoso a su buena inclusión en la escuela. Muchas escuelas están creando comités de convivencia, compuestos por alumnos de diferentes cursos, que velan por el bienestar y la paz dentro del centro. Estos comités se convierten en un referente para el resto del alumnado en caso de que necesiten apoyo para resolver algún conflicto con otro compañero o profesor.
Establecimiento de normas claras y participativas
Otro pilar fundamental para lograr un buen clima en clase son la existencia de normas. Normas bien explícitas y sencillas. En lugar de ser el profesor quien dictamine el reglamento del aula, se puede proponer a los alumnos que todos contribuyan a elaborarlo. Esta es una buena técnica para fomentar la responsabilidad grupal en los niños.
Construcción de valores éticos y conciencia social
Por último, no podemos olvidar enseñar a los alumnos, especialmente desde primaria, a tomar conciencia de la realidad que les rodea y empezar a construir valores éticos. A través de actividades lúdicas, representaciones teatrales, o mediante apoyos visuales o charlas informativas sobre problemas sociales actuales (racismo, la pobreza o el acoso) aprenderán a empatizar, a ponerse en lugar de los demás, a ser tolerantes: actitudes que ayudan a gestionar la buena convivencia con el resto de sus compañeros.
Competencias para una buena convivencia
- Empatía: Fomentar la capacidad de comprender las emociones y perspectivas de los compañeros, creando un entorno de apoyo y respeto mutuo en el aula.
- Escucha activa: Practicar una escucha atenta y reflexiva facilita la comunicación, reduciendo malentendidos y conflictos, lo que contribuye a una convivencia pacífica.
- Diálogo asertivo: Expresar pensamientos y emociones con claridad y respeto mejora las relaciones y permite resolver desacuerdos, favoreciendo un clima positivo en clase.
- Resolución de conflictos: Aplicar estrategias de diálogo y negociación para resolver disputas entre compañeros, evitando confrontaciones y fortaleciendo la cohesión del grupo.
- Valores y conciencia social: Inculcar valores como la solidaridad y la justicia ayuda a los estudiantes a actuar con responsabilidad, promoviendo una convivencia basada en el respeto y la tolerancia.
- Conductas prosociales (altruismo): Fomentar actitudes como la ayuda y la cooperación en clase refuerza el sentido de comunidad y la construcción de relaciones positivas entre los alumnos.
- Identificación y gestión de emociones: Enseñar a reconocer y gestionar las emociones propias y ajenas facilita las interacciones y reduce conflictos, creando un ambiente de convivencia saludable.
- Autoestima y autoconocimiento: Favorecer el autoconocimiento y la autoestima contribuye a que los alumnos se relacionen con confianza y respeto, estableciendo una base para una convivencia equilibrada.
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