Cuarto artículo de la serie en la que tratamos el tema de la observación en las diferentes etapas educativas a través de la experiencia de los docentes.
Post escrito por la profesora de UNIR, Ingrid Mosquera Gende.
En artículos anteriores, otros docentes nos han hablado de la observación en el aula en las etapas de Primaria, Secundaria y Formación Profesional. En esta ocasión, tres maestros con una extensa trayectoria a sus espaldas van a compartir con nosotros sus reflexiones acerca de la importancia de la observación en el aula de Infantil.
Macarena Chaves: “La observación requiere una atención voluntaria”
Macarena Chaves es maestra de Educación Primaria y Educación Infantil, especializada en Lengua Extranjera, Inglés. Ha realizado cursos relacionados con el ABP o el método Montessori, entre otros. También ha participado en proyectos colaborativos e-Twinning y en congresos relacionados con la dislexia y otras dificultades de aprendizaje. Igualmente, ha sido coordinadora de prácticas educativas sobre inteligencia emocional.
Actualmente, su campo de investigación está relacionado con la neurociencia aplicada a la educación y la educación respetuosa. En su blog, El aula de la ratita, y en su cuenta de Twitter, comparte recursos, reseñas y artículos sobre educación. Hasta podemos encontrar una biblioteca online dentro de su web. A continuación, nos hace una interesante reflexión sobre el uso de la observación en Educación Infantil.
Durante este curso escolar, he dado clases de inglés en Infantil de 3, 4 y 5 años y la observación ha sido imprescindible para conocer a los niños y sus necesidades, saber en qué punto estaban para comprender el comportamiento y modificar los contenidos y estrategias de aprendizaje y, de esta forma, guiarlos en su proceso de aprendizaje en función de la realidad.
No es una tarea fácil. Una buena observación debe ser objetiva libre de juicios e interpretaciones. Para ello, es necesario eliminar cualquier comentario aportado acerca de algún alumno, dejar la mente en blanco. Recojo información en un cuaderno a lo largo de todo el curso escolar -no solo al principio- a nivel individual, de trabajo en grupo, fases de concentración y distracción, qué les motiva o, por el contrario, qué les causa aburrimiento o desinterés.
Es importante mencionar que, por un lado, anoto lo que observo y, por otro, las posibles hipótesis y/o preguntas para intentar comprender la situación dada. Según el tipo de observación, la información recogida es diferente y complementaria entre sí:
- Continua: observo comportamientos, conductas, relaciones, su forma de pensar y de resolver problemas.
- Actividades: me ofrece información sobre cómo un niño se desenvuelve ante una determinada tarea para modificar mi metodología y adaptarla al niño.
- Espontánea: este tipo de observación no necesita preparación previa y puede darse en cualquier momento o situación.
- Dirigida: todo lo contrario a la observación espontánea. Se necesita de más personas implicadas, un equipo de orientación, el equipo docente y las familias, ya que se centra en algún aspecto específico.
La observación en el aula requiere de una atención voluntaria dirigida hacia un objetivo determinado con el fin de obtener información, conocer y aprender de lo que estamos observando en nuestra práctica docente. Observar en la etapa de Educación Infantil es ir más allá de recabar información, es buscar la mejor manera de guiar al niño.
Fernando Martí: “La observación me permite personalizar los ritmos y niveles”
Fernando Martí Pardo (@fernando_marti7) es profesor especialista de Educación Infantil y Educación Física en el Real Colegio Escuelas Pías de Gandía desde hace poco más de doce años. Le encantan las nuevas tecnologías aplicadas en el aula y utiliza una gran variedad de metodologías activas, ya que considera muy importante que el alumno tenga un papel protagonista en su propio aprendizaje.
Está en constante formación, puesto que considera que aquel que quiere enseñar, no ha de dejar de aprender. En las siguientes líneas, nos habla de sus experiencias de observación en el aula.
Considero que la observación es fundamental en Educación Infantil, en todas y cada una de las sesiones diarias, ya sea en las asambleas, juegos simbólicos, rincones o talleres. La observación directa es una técnica imprescindible en educación y mucho más en esta etapa.
Vivo cada sesión pegado a mi herramienta docente (un iPad, recurso que usamos en mi centro desde hace cuatro años). En ella registro muchas de las conductas, situaciones, logros u otras circunstancias del día a día de los alumnos. Una de las aplicaciones que más utilizo y que me viene genial para tener una observación sistemática es iDoceo, un cuaderno digital de profesor en el llevo un registro diario mis clases.
Lógicamente, tengo claro que observar a los 25 niños cada minuto de cada sesión de cada día es imposible, por ello, sigo un sistema en el que me voy centrando en diferentes grupos cada día. De esta forma, puedo centrarme en un número más reducido de alumnos para que la observación sea más fiable y eficaz. Con ello, a lo largo del trimestre puedo pasar 4 o 5 veces como mínimo por cada equipo y tener un amplio registro personalizado.
La observación me aporta una gran cantidad de datos que puedo utilizar para adecuar los ritmos y niveles de cada alumno según los avances que vayan consiguiendo. Supone una técnica indispensable para individualizar el aprendizaje de nuestros alumnos, con la finalidad de que puedan evolucionar a su ritmo y de la mejor manera posible.
Gema Cofrades: “Es fundamental mirar con ojos de niño”
Gema Cofrades es profesora y coordinadora de la etapa de Educación Infantil en el Colegio Santa Gema Galgani de Madrid. Su camino como maestra comenzó hace ya más de 16 años cuando decidió dedicarse a esta increíble profesión y en la que en ningún momento ha dejado de aprender, considerándose maestra y aprendiz infinita.
Puedes encontrarla en Twitter, compartiendo sus experiencias en el aula, así como sus propuestas de innovación, siempre sorprendiendo y disfrutando de cada segundo de magia que se crea en clase. En los siguientes párrafos nos habla de cómo entiende ella la observación.
Es en el aula, en aquellos pequeños momentos que se hacen grandes, donde mejor puedo percibir, para aprender, cómo actúan y se desenvuelven mis alumnos/as y, para ello, es fundamental mirar con ojos de niño, es decir, doy gran valor a la observación como herramienta en cada experiencia compartida con ellos.
La observación en el aula de Infantil es la estrategia más importante de la que dispongo en el día a día. Soy consciente de que en cualquier momento, mis pequeños demuestran grandes avances o me dan pistas para ayudarles en sus aprendizajes y, para ello, mis sentidos deben estar entrenados para no perder estos detalles tan valiosos.
La observación tiene una doble vertiente. Por una parte, de aquellos aspectos que me van demostrando cómo van avanzando los niños y, dada su importancia, tomo nota y llevo un registro de todo lo que observo en las interacciones espontáneas de los niños (suele ser una rúbrica sencilla, un registro de los objetivos que me he marcado para ese momento, un par de aspectos que quiero observar ese día en concreto y que anotaré en el cuaderno del profesor). En cualquier instante me suelen sorprenden con sus progresos o puedo observar que necesitan mi ayuda para continuar aprendiendo.
Por otra parte, la observación directa va unida, por supuesto, a una escucha activa, pues es en sus interacciones donde también percibo cuestiones más profundas y que me dejan entrever, a nivel personal, cómo van desarrollándose, cómo aplican cada uno de los conocimientos aprendidos a situaciones cotidianas, demostrándome su madurez, sus avances o sus dificultades, entre otros aspectos.
Y con todo lo que voy observando, puedo hacerme un esquema de cada uno de mis pequeños, estableciendo un plan de actuación personalizado con el que acompañarles en el camino de su crecimiento.
Es fundamental, como profesora de Infantil, convertirme cada día en una auténtica detective en el aula, pasando desapercibida en estos momentos de observación (directa o indirecta), siendo prácticamente invisible, para dejarles actuar libremente, lo que me dará una información valiosísima para poder adaptarme a ellos y actuar de manera personalizada con cada uno.
A través de las palabras de estos tres experimentados maestros, podemos intuir que, sin duda, la observación resulta pieza clave en la educación de los más pequeños. Puede adquirir muchas formas, pero debe ser sistemática y organizada para poder cumplir con su finalidad, conocer a los niños, mejorando y personalizando su aprendizaje.